jueves, 15 de enero de 2015

¿Qué pasa en el cerebro de las personas con ansiedad?



Algo característico de los trastornos de ansiedad es sin duda el miedo. Este produce angustia y no tiene una causa clara. Las zonas del cerebro son claves en la producción del miedo y la ansiedad:la amígdala y el hipocampo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                        La amígdala se encarga de alertar al resto del cerebro de posibles amenazas y de activar una respuesta de miedo o ansiedad. El hipocampo, se encarga de  almacenar los sucesos peligrosos en forma de recuerdos.
La sensación de miedo es algo adaptativo, nos protege de peligros. Pero en las personas con trastornos de ansiedad esa emoción es desproporcionada y en muchos casos generalizada. La hiperactividad de la amígdala lleva al desarrollo de los miedos fóbicos.

Un estudio que acaba de publicarse podría ayudar a explicar cómo se pasa de un miedo normal y adaptativo a otro generalizado y disfuncional. La sensación de miedo es una cuestión de números y depende de una votación “democrática” entre nuestras neuronas, que de forma individual son capaces de distinguir lo que supone una amenaza y lo que no.               Si la mayoría se alarman, sentimos miedo.
 En la amígdala hay una minoría de neuronas muy temerosas, a las que cualquier señal del entorno les lleva a transmitir una señal de pánico. La mayoría solo se “alteran” y mandan señales de miedo cuando hay una causa justificada.
Neuronas “miedosas”

Había un pequeño número de neuronas que no tenían esa capacidad de distinguir el sonido amenazante del que no lo era y que se alteraban en ambos casos. A pesar de ello se imponía la opinión de la mayoría de las neuronas.
Cuando la descarga eléctrica que acompañaba al sonido peligroso se volvía más fuerte,  perdían su capacidad de distinguir entre los dos sonidos. Ante un daño potencial mayor, lo mejor es tomar medidas de precaución mayores y no fiarse de ningún ruido.
La actividad eléctrica en la amígdala, había cambia por completo. Ahora, las neuronas responden de forma alarmante tanto al sonido inocuo como al amenazante. Una gran parte de las neuronas han perdido la capacidad de distinguir lo verdaderamente peligroso y se habían convertido en mayoría. Y eso llevaba al comportamiento de “más vale prevenir”.
Ante una situación de amenaza intensa, las mismas neuronas que discriminaban los sonidos ahora ya no eran capaces de hacerlo o mejor dicho eran la causa de la tendencia a apostar por lo seguro para no correr riesgos . Un comportamiento de conservación surgen directamente de la actividad eléctrica de las neuronas.


Trastorno de ansiedad





La mayoría de las situaciones que nos provocan temor en la vida diaria son aprendidas. Colgamos la etiqueta de peligrosas a situaciones que nos han provocado daños físicos y eso constituye una respuesta adaptativa . Etiquetamos de igual forma a las amenazas psicológicas con las que no hemos sabido lidiar adecuadamente.
En ocasiones nuestro cerebro no responde adecuadamente y todo le parece peligroso. Quienes lo padecen sienten temor ante cosas que no son en sí amenazantes en absoluto. Les limitan mucho en su vida diaria. Sus neuronas podrían haber perdido su capacidad de discriminar las amenazas.








1 comentario:

  1. Gústame o tema que tratas e as imaxes que escolles para acompañar o texto. Traballa máis a redacción propia e engade ligazóns. Moi interesante o consenso entre células neuronais para decidir se un ruído provoca medo ou non. Segue así.

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