
A lo largo de veinte años, unas cuantas empresas farmacéuticas han puesto todo su empeño en hacer creer, que la Hiperactividad es un trastorno neurológico. Funciona muy bien la emoción, sobre todo la que despierta en los padres que desean que sus hijos triunfen en la escuela y en la universidad. Esto ha propiciado que, comportamientos prácticamente normales en niños y adolescentes hayan sido diagnosticados como THDA. Se puede decir que, la Hiperactividad ocuparía el segundo lugar en diagnósticos crónicos tras los del asma.
¿Se puede considerar a un niño distraído o impaciente, como hiperactivo?
Tanto la televisión como ciertas revistas, no dudan en vendernos que necesitan de ciertos medicamentos. Volvemos al negocio. Concerta, Focalín, Adderall, estimulantes. Stratterase e Intuniv tranquilizantes. Han sido los medicamentos más publicitados por la industria farmacéutica para el tratamiento de la Hiperactividad. Resulta preocupante que, estos fármacos que crean adicción se rijan por la misma regulación que éstas. Lo peor de todo, ha comenzado a diagnosticarse Hiperactividad y Déficit de Atención, también en adultos.
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